Son
los mismos agentes del sector Rock los que no han permitido que una de las
escenas más grandes y prolíficas de Latinoamérica se desarrolle a plenitud.
Miles de jóvenes en el país
conectan sus instrumentos y desatan su creatividad a través del Rock y sus
corrientes. Según la última encuesta al sector realizada por la Fundación
L.A.Rock Subterránica las corrientes que predominan son el Rock Clásico (formaciones
de Power Trio o bandas de cuatro integrantes, bajo, batería, guitarra, voz) y de
Metal en todos sus Sub-géneros.
Al Rock nacional le faltan
consumidores, ojo, al rock nacional porque los pocos empresarios que aún se
atreven a hacer conciertos de Rock en el país han descubierto un nuevo nicho de
mercado en el público adulto contemporáneo que paga sumas astronómicas por ver
bandas que estaban vigentes hace dos décadas cuando en el país se apoyaba el
Rock, cuando existía una escena fuerte tanto adentro como afuera. Pero el
público no consume Rock nacional, no le interesa, es más, no lo conoce, en
parte (en gran parte) porque a los medios no les interesa difundirlo.
Esto no es un fenómeno que
haya sido planeado ni nada por el estilo, sencillamente el Rock fue perdiendo
terreno ante otros géneros que supieron aprovechar más su momento, hacer
mercadeo y ofrecerle a la gente algo que es difícil encontrar en el rock:
banalidad y esperanza desmedida.
Ciudades que fueron
bastiones del Rock en Español como Los Ángeles cayeron derrotadas ante el
Reguetón, Colombia no fue la excepción y junto al nuevo fortalecimiento de los
ritmos autóctonos como la Champeta y el Vallenato, nuestro género pasó a ser un
recuerdo y un sonido marginado a dos estaciones en un país de 40 millones de
personas. Aun cuando en Rock al Parque se vea una asistencia masiva, esto ni
siquiera es significativo en la población.
El fenómeno es mundial, ni
siquiera países como Estados Unidos o Inglaterra tienen ya escenas fuertes, sin
embargo los músicos continúan haciendo canciones, grabando, organizando
festivales, tocando por amor y luchando por hacer crecer una escena que al
menos en Colombia tiene sus propios enemigos dentro de los mismos músicos y
dentro de los mismos actores que se mueven en los círculos del Rock Colombiano.
Veamos…
Los
eventos se volvieron negocios particulares sin otro fin que hacer dinero
Ahora los empresarios tienen
afán de hacer dinero, no solo los empresarios grandes, los pequeños también, la
prioridad es sacar cuanto más se pueda con la mínima inversión. Generalmente el
músico nacional no gana nada, con tal de tocar no cobran. El problema es que
con la debilidad de otras formas de ganar dinero acá como las sociedades de gestión,
las regalías, etc. El músico siempre será el más perjudicado en este sentido.
Hoy vemos cualquier tipo y cantidad de conciertos que se dedican a la nostalgia,
a engrandecer lo que un día fue y las boletas son las más caras de América, la gente
sigue pagando y mientras exista demanda siempre habrá oferta.
Los
medios de comunicación tienen vetado el Rock
Es una realidad comprobada,
todos tienen vetado al rock y los que no lo tienen solamente colocan a quienes
pagan payola o son amigos, la oportunidad de sonar en radio es absolutamente dispareja.
La parrila de programación se rige al gusto y los caprichos de cada director
quienes generalmente copian la Billboard o las listas foráneas y no dejan
espacio para lo nuestro, las bandas que suenan son las mismas de siempre o
clásicos de los 80 y 90.
La
gente en Colombia no sabe que es Rock porque nadie difunde Rock
En Colombia el común piensa
que Ricky Martin es Rock, que Justin Bieber es Rock, todo lo demás lo ven como música
“metallica”, la cultura rock se desvaneció hace mucho tiempo sumida en la
ignorancia de los que manejan las publicaciones y las emisiones y ese factor es
el culpable. Siendo honestos, este país se mueve por lo que digan las cadenas
conocidas como Caracol y RCN, no más, y para ellos el Rock no existe por lo
tanto para la gente tampoco.
Los
pocos que tienen recursos no los comparten
La deshonestidad se ha
apoderado de muchas empresas de gestión, son cuestiones de ética. Como no hay
oportunidades entonces las que consiguen no las abren a todos sino las usan
para financiar y tratar de meterle por los ojos al público bandas que no
siempre son bien recibidas. Hay empresas en Bogotá que usan recursos de
importadoras que colocan en sus manos para todos y los usan solo para sus
bandas, organizando fiestas, tours, eventos que generalmente terminan en fracasos.
Todas
las empresas de Rock quebraron o se transformaron
La envidia entre músicos y
agentes destruyó la escena, vetan bandas, vetan medios solo porque alguien dice
algo que no le gustó a X persona, acá no se puede criticar. Miren por ejemplo
en conciertos dejan fuera a la prensa especializada por miedo a que los
critiquen y acreditan a los que hablan bien de ellos, a los que les mendigan
por boletos, es absurdo. Las marcas nacionales no apoyan el Rock, el género es
discriminado, vemos conciertos de Vallenatos en donde se vende licor en
cantidades industriales, lo mismo de rancheras, lo mismo de Reguetón, entrar a
un concierto de Rock es insoportable, si se hace un concierto mandan la policía,
las empresas quebraron, otras como Subterránica se convirtieron en fundaciones
sencillamente porque no hay industria, lo que hay es una cadena de favores
entre amigos que se reparten los dineros del estado y la poca ayuda de la
empresa privada.
Quieren
meterle por los ojos a la gente bandas
La gente que accede entonces
a los pocos recursos quiere meterle al público como decíamos, por los ojos a
las bandas, no los dejan escoger, en el gran espectro del rock nacional solo
pueden brillar tres o cuatro proyectos que son los que tienen en sus manos las
personas que acceden a puestos de relevante importancia, eso sumado a la falta
de educación de los actores de la escena y del ego maniaco tan enorme de todos,
en donde todos se creen rockstars y CEO ha terminado de matar la industria.
Y lo más importante, la
gente no respeta, vende su verdad y degrada la de los demás, ¿Quién puede decir
si una canción es buena o mala? Nadie, la música es una experiencia subjetiva y
el deber de todo músico y agente es construir y apoyar no estar calificando
nada, calificar la música es un acto de soberbia del tamaño del universo mismo,
generalmente el que califica es el menos calificado. Mientas esta industria no
se una, no se dignifique, no se “humildifique”, no se baje de la nube en la que está, acá seguirá todo de para abajo y
le tocará al rockero conformarse con tocar en casa para sus amigos.