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La mirada Subterránica

Lo mejor de la música

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La llegada de las aplicaciones de movilidad compartida a Colombia puso en jaque al gremio de los taxistas, los hemos visto desgarrarse las vestiduras, hacer paros, protagonizar peleas casi a muerte e incluso en episodios tan bizarros como el que terminó con la salida de Uber del país cuando se negaron a unirse al paro nacional porque el gobierno les prometió esta acción, hoy están a la espera de que se acaben las demás aplicaciones.

Interesante, viniendo de un gremio al que vimos pelear con furia contra el monopolio Sayco porque les quería cobrar dineros por ejecución pública de obras musicales, un gremio que compra grandes equipos de sonido para colocar las memorias USB piratas con música “quemada” y que en realidad está bastante mal parqueado hoy con la sociedad por sus malos comportamientos hacia los usuarios, sin embargo lo lograron, la aplicación que acaba de firmar un acuerdo para desarrollar los primeros taxis aéreos del mundo, ha salido del país del sagrado corazón en donde todo puede suceder.

Lo que nadie se ha dado cuenta, es que hace veinte años lo mismo sucedió en la industria musical y en Colombia absolutamente nadie se inmutó para defender el negocio, al contrario todo el mundo lo celebró, incluyendo a los músicos porque se cerraban muchas puertas pero se abrían otras, la tecnología es imparable y al igual que sucedió con la música, las aplicaciones de transporte y otras seguirán apareciendo y dominando el espectro sencillamente porque los avances no se detienen pero la mente de algunas personas sí.

A finales del siglo XX apareció el formato MP3 y los quemadores de CD de pequeño formato para uso casero, esto posibilitó que los usuarios intercambiaran archivos de música a través de Internet y que ya no fuera necesario comprar un disco original sino que se podía quemar la música favorita en discos compactos y llevarla a todas partes o almacenarla en la computadora, las disqueras cayeron, los discos más populares se vendían en los semáforos y la industria de la música desapareció de la faz de la tierra como la conocíamos, durante años muchas personas buscaron soluciones pero fue literalmente imposible encontrar una, hoy en día, los músicos tienen que echar mano de otras opciones para sobrevivir, un ejemplo concreto es que para ganar un salario mínimo a punta de escuchas en Spotify es necesario que la canción sea sonada un promedio de cuatro millones de veces, algo casi imposible si no se canta reguetón que es al parecer lo único que la gente está escuchando. 

Pero el arte es muy diferente al transporte, los artistas buscan soluciones, inventan situaciones, ha sido difícil y casi imposible, pero la música no desapareció, cambió sí, mucho, anteriormente grabar un disco era casi un ritual místico, hoy vemos como los premios más importantes se los está llevando una pareja de muchachos con un disco grabado en casa, lo permite la tecnología, lo que antes demoraba meses en hacerse hoy se demora un par de minutos y lo que queda entonces es la creatividad, nada más, quienes se hacen ricos hoy en día son las plataformas de distribución de música quienes contrario al modelo de las disqueras tradicionales que tenían 10 artistas para 100 millones de fanáticos, hoy tienen 100 millones de artistas con 10 fanáticos cada uno, así el artista no gana nada, pero las agregadores y las plataformas si ganan por todos.

Como ven, esto no se puede detener, lo que si está suspendido en el tiempo es un país arcaico que se rehúsa a que los emperadores suelten su poder, tanto en la música como en el transporte y en todas las áreas de la sociedad, con tal de mantener los monopolios económicos protegidos por el estado acá hacen lo que sea, es la hora en que Sayco aun existe y en que las aplicaciones deben salir del país por la rabieta de los que no las aceptan, ¿A dónde va el dinero de los cupos de los taxistas?, dicen que el cupo es del taxista pero ellos han pagado estos 60 o 70 millones de pesos ¿A quién? No se sabe, como casi todo en esta patria colapsada.

Entonces siguiendo la misma lógica, debe desaparecer el correo electrónico para que regrese Telecom, deben desaparecer todas las páginas web para que regresen los periódicos y las revistas, debemos sacar a Netflix del país para que regrese Inravisión y así sucesivamente hasta volver a las décadas en donde no existía internet y todo funcionaba “como debe ser”.

El problema somos nosotros y nuestra moral frágil y miedosa, nuestra falta de entendimiento y de ponernos a tono con el planeta tierra, es precisamente por eso, que seguimos ocupando los primeros puestos en todo lo que está mal, es por eso precisamente que acá todo llega tarde y llega mal hecho.

Hace 20 años los músicos tuvimos que aprender que nuestra profesión cambió, lo mismo les ha sucedido a los diseñadores gráficos, a los periodistas, a los fotógrafos, a los contadores entonces ¿por qué consentir a un gremio conflictivo y que se niega a avanzar? Pregúntense ustedes mismos si al contrario de invitar a los conductores de aplicaciones que han encontrado un nicho de trabajo honesto en el país más corrupto del mundo a conducir taxis, no sería mejor invitar a los taxistas a encontrar un camino hacia la modernización este el país de las mafias y la deshonestidad.

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