¡Deje las pepas tranquilas!, ¡deje los pentagramas!, los
intervalos, las formas, las escalas, ellas están ahí, han sido estudiadas
durante siglos, es bueno que las conozca pero escuche lo que hay dentro suyo.
Llevo años asistiendo a conciertos de todo tipo, años
escuchando canciones, analizando listas de radio, esquemas de ventas, trabajando
en medios y si algo les puedo asegurar amigos músicos es que la música no está
en el papel y la matemática sino en quien la escucha, si una obra no tiene
trascendencia es como si jamás se hubiera escrito, si usted no recuerda un
momento de su vida es como si jamás lo hubiera vivido.
He asistido a bares en donde se reúnen músicos de alto
calibre, de aquellos que Dios les regalo el don del virtuosismo, guitarristas
que dominan sin esfuerzo el sweep picking, las técnicas híbridas, el alternate
picking de paul gilbert, ligados como
jeff loomis, arpeggios como jason becker y un tapping a 8 dedos como el de
chris broderick y los he escuchado pavonearse por todo el lugar,
desprestigiando y despotricando de todos los demás, revolcándose en su propia
vanidad, diciéndose unos a otros que lindo cantas, no como ese ebrio, que lindo
tocas, tú si te sabes las escalas y las técnicas, los he escuchado con mis
propios oídos decir que Metallica, que U2 son una mierda, lo publican en Facebook, en esos bares que
generalmente son oscuros y lúgubres porque nadie asiste, porque como dicen
señores, esos músicos tocan mil acordes para tres personas en cambio los demás
tocan tres acordes para mil personas.
Hay que hacer la paz con la música y no degradar a quienes
no manejan las técnicas que los virtuosos manejan, a los que no son capaces de
hacer la transposición inmediata de las notas, a los que no pueden leer la
partitura a primera vista solo porque ustedes creen que eso no es un músico.
Grandes compositores ni siquiera sabían leer ni escribir, la música viene del
alma no de la matemática, el afán del hombre por medir y academizar todo ha
destrozado el alma de las personas. No me malinterpreten, estudié música, pero
cuando toco lo hago es porque me gusta, porque en un escenario se siente bien, tocar, gritar, nunca he hablado mal de la música de
nadie porque me gusta que la gente saque lo que tiene, nunca he juzgado a nadie
como “mal músico” por ebrio o drogo, si eso fuera así casi el 80% de los músicos
del mundo entonces serian malos músicos, prefiero escuchar un desafine que viene del alma
que ver a un hombre sufriendo en el escenario desatado y sudando porque la gente no le entiende sus riffs monstruosos, la gente no sabe de eso, es como si un cirujano le dijera ¿viste que corte?.
El peor pecado de la raza humana es la soberbia y de eso a
los músicos les sobra, hay que disfrutar el arte, saborear lo que existe,
preservarlo, como decía el libreto de la película “Crossroads”, hay que
llevarla más allá de donde la encontraron y hay personas que la encuentran muy arriba, otras muy abajo.
Lo que importa es lo que se va a escuchar, nada más, la
sensación que va a tener quien la escuche, ahí no valen las escalas, los
pentagramas, las formas, las disonancias, es como cuando estás cocinando algo y
huele bien, cuando lo prueban lo único que importa es el sabor, que esté
delicioso y en la música señores, son más los ignorantes que han tenido un
sabor delicioso que los letrados y conocedores de todas las variaciones del
espectro musical que lo han logrado.
“No tengo una voz bonita. No sé cantar bonito, y además no
quiero”
Bob Dylan